El sombrerón
Por los viejos caminos y las calles olvidadas de los pueblos de la Región
Andina deambula el sombrerón, un hombre infernal que lleva un inmenso sombrero,
que le cubre toda su cara y cuello.
El fantasmal ser, viste ruana y guantes negros, va acompañado por dos
perros negruzcos de mirada endemoniada y dientes furiosos, quienes arrastran
pesadas cadenas sonoras, mientras ladran a la luna.
De repente, el sombreron se evapora y luego aparece montado en un caballo
rojo que colea, caracolea, relincha y estornuda, anunciando devastación y
muerte. En donde pisan los cancerberos y la bestia herrada, brotan chispas y
sale humo y si topan con algún mortal lo convierten en cenizas, las cuales echa
el sombrerón en las alforjas.
Luego el espectro cabalga en su corcel apocalíptico, escotado por los
monstruos aullantes y se dirigen a un cementerio. Allí el hombre sombrerón
vacía las pavesas fúnebres en un sepulcro abierto que esta hambriento.
Enseguida se quita el sombrerón y queda descubierta una calavera
espeluznante que se acuesta en la tumba con los tres animales; luego se
metamorfosean en un sapo, un buitre y un ratón.
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