En el rio del magdalena a la altura del plato magdalena, nadaban mujeres
jóvenes desnudas, voluptuosas, lujuriosas; quienes con su belleza enloquecieron
a un hombre de la región y lo llevaron al desastre. El varón escondido en la
ribera del rio magdalena, espiaba a las hadas de geometría perfecta, de rostro
adorable, de cuerpo codiciables de mirada cegadora que serían la causa de su
fatal destino.
Ellas por lo “decretos del destino” habían sido premiadas con una hermosura
física divina, sobrenatural y ejercían una magia, encanto y embrujo, dominando
a los sentidos de los machos, quienes despertaba el instinto, el deseo de
placer erótico y un amor ciego que llevaban a la infidelidad a los solteros y
adulterio de los casados, quienes buscaban entre ellas, amigas, concubinas y
amantes. El boyerita deseado febrilmente disfrutar el harem fluvial, recurrió a
un brujo, a quien le pidió y pago para que hiciera en él un hechizo
convirtiéndolo en caimán, para el poder observar bajo el agua sin ser visto a
las misas llenas de encantos concupiscentes y que luego lo volviera humano. El hechicero
le preparo una pócima insólita y fantástica y le dio dos frascos. Uno con un
brebaje para transformarlo en caimán y el otro con aguachirle para mutarlo otra
vez hombre. Luego el conquistador regreso a la ribera del rio Magdalena, le explico y pidió a un compañero
que le echara sobre su cuerpo la pócima para metamorfosearlo en caimán, su
amigo así lo hizo. El caimán se sumergió en el rio magdalena y comenzó a
acechar muy cerca a las ninfas sin que ellas sospecharan nada, así se extasió
con la desnudes perfecta de las diosas y alucino pensando en amores y placeres.
Después que las musas se marcharon a sus
casas, el caimán salió de la orilla y el cómplice al irle a echar el elixir
para convertirlo en hombre tropezó y rego tan solo una gota en la cabeza del
caimán, que volvió a ser parcialmente hombre, pues infortunadamente su cuerpo
quedo igual al de un caimán.
Llego así la tragedia, el alcahuete fue desesperado a buscar al ensalmador
para que le preparara mas brebaje para su amigo volver a ser hombre,
infortunadamente e nigromante había muerto y se llevó la fórmula mágica a su
tumba y al averno. Entonces, el hombre caimán castigado por Dios, desde ese día
vive triste, melancólico, desesperado, arrepentido, soportando sus desgracias y
zambulléndose en las aguas del rio para ocultar su vergüenza, fatalidad y
desamor. El único consuelo que le queda al hombre caimán es haber inspirado,
mitos leyendas, festivales y canciones.
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